¿Qué podemos hacer para evitar la eutrofización?

Existe una serie de recomendaciones o buenas prácticas que ayudan a diseñar y gestionar nuestras balsas con el objetivo de mejorar y mantener su estado ecológico, minimizando problemas  y costes futuros.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el nitrógeno y el fósforo son los principales delimitadores de la producción biológica y, por consiguiente, de la eutrofización de balsas.

Cuando la concentración de fósforo es elevada, produce un rápido desarrollo de algas flotantes que cubren toda la superficie del agua, impidiendo la entrada de luz solar. Esto causa la muerte y putrefacción de los vegetales subacuáticos.

Este proceso de putrefacción consume una gran cantidad de oxígeno, privando de él a los animales, que mueren por la falta de este. Como consecuencia, siguen aumentando los elementos en descomposición y empeorando, cada vez más, la calidad del agua.

Son estas alteraciones causadas por el aumento de nutrientes lo que se conoce como eutrofización. Este proceso facilita el desarrollo de una especie de alga tóxica conocida como cianofita, la cual es capaz de fijar nitrógeno atmosférico, resultando tóxica.

 

El nivel inicial elevado del fósforo en nuestras balsas suele deberse a la forma de obtención de las aguas, ya que las procedentes de las depuradoras urbanas y las reutilizadas por el sector agrícola son muy ricas en fósforo.

Como conclusión, podemos afirmar que la alta concentración de nutrientes disminuye la biodiversidad y empeora la calidad del agua.

 

¿Cómo podemos prevenir la eutrofización de balsas?

 

Las medidas a adoptar para prevenir el proceso de eutrofización de balsas han de tomarse desde la fase de diseño de las mismas.

Se trata de incorporar, en la medida de lo posible, los conocimientos aplicados que nos ofrece la ecología para mejorar el diseño y la gestión de las balsas. De esta forma conseguiremos avanzar en un uso integrado más sostenible, económico y armonioso de la agricultura y ganadería con el medio ambiente.

Existen una serie de recomendaciones o buenas prácticas que ayudan a gestionar nuestras balsas con el objetivo de mejorar y mantener su estado ecológico. Son medidas que minimizan problemas y redundan en un ahorro económico para el propietario.

 

  1. Las cuencas de la balsa. Lo que ocurra en una cuenca será fiel reflejo de la calidad del agua que circule por ella. Un controlado uso de fertilizantes y la protección del suelo frente a la erosión repercutirá positivamente y de forma duradera en la calidad del agua en balsas. Como consecuencia, evitamos muchos inconvenientes y gastos futuros para hacer frente a problemas de colmatación y eutrofización.
  2. Cómo influyen las pendientes. Las pendientes suaves permiten el asentamiento de variadas comunidades de vegetación y fauna adaptadas a estrechos rangos de profundidad, aumentando con ello la biodiversidad. Si no es posible conseguir una pendiente suave a lo largo de todo el perímetro de la balsa, sería conveniente hacerlo al menos en uno de los laterales.
  3. El sustrato natural. En lo posible, las balsas debieran tener un sustrato lo más natural posible pues favorece el desarrollo de vegetación acuática y el intercambio de relaciones físico-químicas y biológicas con el suelo. Esto repercute muy positivamente en la calidad del agua.
  4. Beneficios de las isletas. Resulta un recurso esencial para la avifauna al ofrecerles un lugar a salvo de predadores, frecuente factor limitante para la cría. Tienen, además, otros muchos beneficios como es la mejora paisajística, colaboran en la eliminación de nutrientes y partículas en suspensión y favorecen la biodiversidad.
  5. Las orillas de la balsa. Resultan una de las partes más importantes de la balsa por desarrollarse en ellas gran cantidad de in teracciones físicas y biológicas. Cuanto más longitud de orillas tengamos (contornos irregulares) mayores serán sus potencialidades medioambientales.
  6. Uso de Herbicidas. En términos generales, no está recomendado por su coste elevado además de su efecto temporal. Suele ser contraproducente, ya que al morir las algas y la vegetación acuática se liberan nutrientes y partículas finas al medio. Así, vuelven a proliferar las algas y se requiere seguir utilizando herbicidas.
  7. La limpieza periódica de la balsa, y en su caso la prebalsa, resulta esencial para la buena salud de la misma. Con ella se eliminan directamente nutrientes y sedimentos que afectan a la calidad del agua. Una opción de interés para disminuir la frecuencia de limpieza puede ser la de exponer a la balsa a pequeños periodos de sequía (2-3 meses) para favorecer la mineralización de la materia orgánica.
  8. Prebalsa ¿sí o no? En balsas abastecidas por agua superficial proveniente de ríos con abundancia de sólidos en suspensión y/o contaminados, resulta muy conveniente la construcción de una prebalsa o decantador por el que circule el agua antes de su entrada en la balsa. Esto mejorará la calidad del agua y facilitará la retirada de sólidos y nutrientes
  9. La introducción de especies exóticas está totalmente desaconsejada por los graves efectos secundarios que pueden ocasionar a la estructura de la propia balsa (por perforaciones de cangrejo rojo), a la calidad del agua (por aumento de la turbidez y de nutrientes en suspensión) o por desplazamiento de especies autóctonas.
  10. Conocimiento y controles periódicos. Conocer las características de nuestras aguas y las especies que la pueblan nos permitirá disfrutar y prever acontecimientos no deseados, con el consiguiente ahorro económico. La observación y la realización de análisis periódicos serán nuestros mejores aliados.

 

Recuerda, es importante...

Reducir  la cantidad de fosfatos y nitratos en los vertidos con una utilización más eficiente de fertilizantes.

Reducir el uso de detergentes.

No producir vertidos de desechos agrícolas o ganaderos.

Si en tu balsa ya se ha producido la eutrofización o quieres prevenirla de forma más eficaz, Oxifuch te ayuda a mantener los niveles de oxígeno que necesita el agua de tu balsa.

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Cuando existe un exceso de materia orgánica y sedimentos, los filtros se obturan impidiendo el paso del agua. Al añadir oxígeno mediante la aireación, reducimos la acumulación de fangos y conseguimos tener unos filtros sin obturaciones y en buen estado.

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