El agua es una pieza clave y fundamental en el ciclo de la vida y de las producciones agrícolas o ganaderas. Un inconveniente para el equilibrio de estas aguas es que, las tierras que fertilizamos, trasladan a las aguas subterráneas una gran cantidad de nutrientes. Cierto es que, nuestras cuencas, cada vez aportan más aguas con altas demandas de oxígeno, medidos desde la DQO o DBO. Estos parámetros junto con la alta temperatura, crean un ecosistema desequilibrado en la masa del agua que potencia y activa la proliferación de algas además de la inactivación de la población microbiana.
La estrategia combinatoria mediante micro burbujas o abanicos de aire para la trasferencia de oxígeno y microorganismos naturales crean un ejército bien alimentado y desarrollado para ser un perfecto competidor de las algas, luchando por vivir o cambiar el ecosistema a pesar de los parámetros adversos descritos. El objetivo es devolver el equilibrio a la masa de agua evitando eutrofización, crecimiento excesivo de algas y no buscar soluciones que nos generen putrefacción, condiciones anaerobias, más fango o algas muertas.